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La Praxis de
Enfermería: Una Vocación con Sentido Axiológico y Humanista
Autor: Rubén Eliut Hernández
Ortega
Universidad
Latinoamericana y del Caribe, ULAC
Caracas, Venezuela
Resumen
El presente ensayo tiene
como propósito abordar la praxis de enfermería desde una visión axiológica y
humanista, basado en la filosofía del cuidado humanizado descrito por Watson
Jean, en tertulia dialógica con Katherine Núñez (2017), donde comprende al
cuidado desde lo existencial fenomenológico y espiritual; incluyendo para ello
una acción humana moral y ética, propia de la profesión de enfermería,
alcanzando además una relación terapéutica primordial entre humanos, basada en
el respeto y la intersubjetividad. Y la teoría del desarrollo moral de Lawrence
Kohlberg (1997), considerando que la madurez psicológica y acción moral no
necesariamente van paralela a la maduración biológica del ser humano, por lo
que la conciencia moral sigue un proceso de crecimiento o de madurez a lo largo
de la vida de las personas. En base a ello, la praxis profesional debe ir
enmarcada con las exigencias y las transformaciones de los sistemas de salud
del mundo, por tanto, la formación, la capacitación continua, la reflexividad e
interreflexividad sobre el accionar de su practicidad debe ser sistemático,
continuo y profundo, consciente de que su actuación e interacción en un ámbito
sociocultural cambiante es determinante para ofrecer ayuda terapéutica, además
de restaurar la salud y proteger la vida.
Palabras clave: aptitud; humanismo; personal paramédico.
Fecha de Recepción: 10-01-2018 |
Fecha de Aceptación: 05-03-2018 |
The Practice of Nursing: A Vocation with Axiological
and Humanist Sense
Abstract
The purpose of this essay is to approach nursing praxis from an
axiological and humanistic perspective, based on the philosophy of humanized
care described by Watson Jean, in a dialogical discussion with Katherine Núñez
(2017), where he understands the phenomenological and spiritual existential
care; including for this a moral and ethical human action, typical of the
nursing profession, also reaching a primordial therapeutic relationship between
humans, based on respect and intersubjectivity. And the theory of moral
development of Lawrence Kohlberg (1997), considering that psychological
maturity and moral action do not necessarily parallel the biological maturation
of the human being, so that the moral conscience follows a process of growth or
maturity throughout of people's lives. Based on this, professional praxis
should be framed with the demands and transformations of the world's health
systems, therefore, training, continuous training, reflexivity and
interreflexivity on the action of its practicality should be systematic,
continuous and deep, aware that their action and interaction in a changing
sociocultural environment is crucial to offer therapeutic help, in addition to
restoring health and protecting life.
Keywords: aptitude; humanism;
paramedical personnel.
Date Received: 10-01-2018 |
Date Acceptance: 05-03-2018 |
1.
Introducción
A
partir de los preceptos de la
educación se hace indispensable asumir los soportes que rigen la misma a nivel mundial
y que además abarcan los principios y valores descritos en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (1999), y la Ley Orgánica de Educación
(2009).
Sobre
la base de lo anteriormente señalado se crean las consideraciones respectivas
para abordar el tema de la praxis de la enfermería ligada a la educación,
siendo que dicha ciencia parte de unos principios filosóficos presentes en la
concepción curricular y que además incluyen una relación estrecha entre la
vocación, las competencias, los valores humanos y la practicidad humanística.
Por lo
tanto, el presente ensayo tiene como propósito abordar la praxis de la
enfermería desde una visión axiológica con sentido humanista, sustentado el
mismo en la teoría del cuidado humano de Jean Watson, citado por (Guillaumet,
García, Casacuberta y Serra, 2005, pág. 128), donde sostiene que el cuidado de
enfermería se centra en enfoques filosóficos (existencial-fenomenológico) desde
lo espiritual; además concibe el cuidado como una acción moral y ética
característica de la profesión de la enfermería, es decir; considera el cuidado
humano como una relación terapéutica primordial entre seres humanos,
visualizándolo además como relacional, transpersonal e intersubjetiva.
En ese
mismo sentido, resulta importante analizar, comprender y explicar la relación
causa-efecto del comportamiento humano, de acuerdo con los aspectos señalados
por Kohlberg (1997a), en la teoría del desarrollo moral; citado por (Reluz y
Cajachahua, 2011a, pág. 103), donde hace énfasis al proceso de crecimiento y
madurez de la conciencia moral, la reflexión y el razonamiento que determina la
manera de actuar de las personas.
De
acuerdo con lo anteriormente señalado, el desarrollo moral de los profesionales
de Enfermería se encuentra básicamente en el conocimiento de tipo social con
relación a la conjugación praxis-sociedad y que debe ser reforzado
constantemente con principios axiológicos y fundamentados en la reflexividad de
la acción ante la interacción ambiente, sociedad y praxis.
Significa
entonces, que el profesional de enfermería tiene las herramientas para realizar
una praxis acorde con las exigencias y transformaciones de los sistemas de
salud del mundo, por tanto, la formación, capacitación continua, la
reflexividad e interreflexividad sobre la acción que cada uno realiza, sin duda
ayudará a internalizar, mejorar y profundizar la actuación e interacción de su
practicidad en un ámbito sociocultural cambiante.
En
base a las consideraciones anteriores, a medida que los profesionales de
enfermería desempeñen sus funciones en forma óptima, la sociedad se beneficiará
de una atención basada en modelos de calidad y excelencia propios de las
políticas de estado consagradas en los textos jurídicos de la República
Bolivariana de Venezuela, en cuanto a la promoción de salud y la recuperación
de ésta, por medio de los cuidados humanos fundamentados en competencias y en
valores.
En ese
mismo sentido se habla de la significación de las habilidades profesionales
desde el saber hacer y el saber convivir, donde se debe tener en cuenta que
ellas se convierten en el objeto de la profesión y del cuidado de enfermería al
individuo sano o enfermo en su relación reciproca con el medio social en el
cual se desenvuelve, tomando en cuenta las necesidades humanas como base
fundamental en esa interacción entre la praxis, la sociedad y el ambiente.
2.
Desarrollo
2.1. La vocación como esencia de la praxis de
enfermería.
De
acuerdo con Agrazal (2016), la esencia de ser enfermera(o)
atrae a una “fuerza inspiradora llamada vocación”, donde no solo se tiene un
deseo efusivo para el trabajo y el logro del bienestar de las demás personas,
sino que está enmarcado en el beneficio que le otorga la praxis de la
enfermería en el cuidado de la vida del ser humano. La autora refiere además
que el desarrollo de la vocación de la enfermería se construye por medio de los
factores, condiciones y elementos que emergen desde el interior de cada persona
que elige ser enfermera(o), y se concatena con el desarrollo de las habilidades
y competencias para promover salud, prevenir enfermedades y brindar cuidados
humanos a la persona, familia y comunidad.
De modo que, cuando la vocación de ser enfermera(o), es parte
de la vida, se pasa a realizar la praxis con una óptima responsabilidad social,
brindando atención con calidad humana, donde más allá de la exigencia del
sistema de salud, esto conlleva a reconocer el qué, el por qué y para qué de la
profesión.
Debido
a esto, es importante destacar que la vocación centra sus propósitos en esa voz
interior que conlleva a la persona a realizar acciones que se entrelazan con el
ser ontológico de la profesión, y que se complementan con la formación y
capacitación profesional.
En
términos concisos, la vocación de enfermería está ligada a la praxis que
diariamente realizan éstos profesiones y que conllevan a una internalización
del proceder y el accionar fundamental como razón de ser del cuidado humano.
Por
esta razón la vocación de enfermería pasa a ser un precepto individual,
arraigado en la concepción del ser humano y complementado con los más altos
estándares de formación, para asumir y ejercer una praxis cónsona con lo
establecido en el ejercicio profesional.
Resulta
oportuno destacar que la formación del profesional de enfermería lleva consigo
una serie de elementos axiológicos, teóricos y humanistas que construyen los
saberes enfermeros y permiten la reflexión crítica constante del cuidado
brindado, aflorando así la vocación como factor indispensable en la esencia de
esa acción humana.
Con
relación a ello, un estudio cualitativo realizado por (Camejo, 2017, pág. 242),
destaca que “como hallazgo principal se conoció que la mayoría de los
estudiantes de enfermería no conocen el futuro de la carrera”.
Sin
duda, partiendo de los preceptos de este autor, es evidente que la vocación en
enfermería es un fundamento humano que se inicia en la formación y que además
lleva consigo una concepción real de lo que el futuro profesional asumirá como
principio para basar su praxis en el contexto social.
2.2. La Praxis de enfermería
desde la concepción humanista.
Basándome en la
definición utilizada por Paulo Freire en la pedagogía de oprimido (1979), la
praxis es una “reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para
transformarlo”. Citado por (Masi, 2008, pág. 78).
En relación con este
concepto, es importante asumir la praxis de enfermería desde una visión humana,
cargada de esencia moral, ética y axiológica fundamental, que conlleven a una
reflexividad continua sobre la actuación profesional y de esta manera lograr la
transformación social por medio del cuidado humano.
De manera que, la
praxis conjuga la capacidad para comprender, reflexionar y actuar sobre los
efectos estructurales y tradicionales que la sociedad concibe sobre los
cuidados enfermeros, teniendo como base fundamental la interacción entre el
saber, el hacer, el convivir y el ser; guiando así la acción y la disposición a
actuar moral y correctamente.
En relación al
termino “praxis de enfermería”, (López
y Torres, 2009a, pág. 37), señalan que el profesional de enfermería fundamenta
su acción en analizar, comprender e
interpretar las actividades propias de la disciplina, en cualquiera de las
funciones que realice (asistencial, docente, administrativa e investigativa);
por medio del conocimiento científico, las técnicas, las habilidades y los
fundamentos axiológicos, desde una visión humanista; es decir, la praxis debe
tener consigo la disposición de aprehender por medio de la reflexividad y el
descubrir la esencia del arte de cuidar desde lo humano.
Por
consiguiente, es importante que el profesional de enfermería comprenda,
aprehenda e internalice que dicha concepción va intrínsecamente relacionada a
su accionar humano frente a la sociedad tal como lo señalan (López y
Torres, 2009b):
La praxis debe ser aprehendida
como una función de la filosofía y esta no parte de categorías, no parte de
conceptos generales y comprensivos, sino de los hombres; analiza lo que hace,
pregunta por qué lo hace, enseña a saber lo que hace. (pág. 38).
En base a lo antes
descrito, se puede señalar que la praxis de enfermería fundamenta sus
principios en la axiología y el humanismo, por ello es importante incorporar aspectos
fundamentales que direccionan la actuación de enfermería en la teoría del
cuidado humano de Jean Watson, donde sostiene la existencia de un riesgo de
deshumanización en el cuidado del paciente, debido a la restructuración de los
sistemas de cuidado de salud a nivel mundial; para lo cual ésta autora hace
énfasis en el rescate del aspecto humano, espiritual y transpersonal, aplicable
en todas las funciones (asistenciales, administrativas, educativas y de
investigación) de enfermería. Citado por (Guerrero, Meneses, De La Cruz, 2015a, pág. 131).
A partir de este precepto, se concibe que el
significado ontológico de la enfermería es sin duda otorgado desde la
formación, estructurado en las competencias del saber, del saber hacer, del
convivir y del ser, los modelos filosóficos del cuidado humano, el código
deontológico y la ley del ejercicio; sin embargo la falta de gestión del
conocimiento, el capitalismo y la comercialización de las pólizas de salud, han
causado una automatización en la forma de brindar los cuidados humanos, además
de la deshumanización y la poco practicidad de valores sociales en el ejercicio
del campo de la enfermería.
Resulta
oportuno considerar que las bases del
cuidado de la enfermería crean sus cimientos en comprender los procesos de
salud y los de enfermedad, por medio de la experiencia humana. Por tanto, la
filosofía de la ciencia del cuidado es la definición de los resultados en la
actividad netamente científica, relacionada con los aspectos humanísticos de la
vida, además de la interrelación de la calidad de vida, incluida la muerte y la
postergación de la vida.
En este mismo orden de ideas se pude considerar que
el cuidado humano basado en valores, debe ser el pilar fundamental en todos los
sistemas de salud del mundo actual, por tanto, se requiere de la formación y
capacitación de profesionales que formen y conformen un sistema de salud
humanístico, donde se esmeren en brindar cuidados altruistas, cultivando la
sensibilidad para quien realiza los cuidados y para quien los recibe, con el
propósito de generar cambios en la praxis de enfermería.
A manera de resumen,
se puede decir que la praxis de enfermería incluye epistemológicamente una
conexión entre la forma de realizar la práctica, incluyendo la acción humana y
la axiología como fundamento esencial en el acto del cuidado humano y
humanizado, en pro de lograr una actividad reflexiva, científicamente
desarrollada e independiente.
2.3. La praxis de enfermería y
la axiología como eje fundamental.
De acuerdo a los
supuestos y valores descritos en la teoría del cuidado humano de Jean Watson,
es evidente entonces que la vocación del profesional de la enfermería es una
concepción interna que conlleva al sujeto a cumplir con los principios
axiológicos, guiados por la dimensión espiritual de la vida, la capacidad para
el crecimiento y el cambio, el valor y el afecto por la persona cuidada y la
vida humana, la libertad de tomar decisiones ajustadas a la clínica y a la
ciencia, además de la importancia de una relación interpersonal e
intersubjetiva basada en el respeto y el amor al prójimo.
Después de las
consideraciones anteriores, es importante destacar que la praxis de enfermería
tiene otro eje en el cual basa sus principios esenciales como es la axiología,
cuyos enlaces se fortalecen con la adhesión de normas, principios y la propia
esencia moral descrita en el código deontológico y la ley del ejercicio
profesional de la enfermería.
Cabe agregar que la
praxis de la enfermería hace énfasis en brindar un cuidado humano y humanizado,
valorando por encima de todo a la vida y a la persona desde su integralidad;
pero a su vez reflexionando y concientizando la acción humana que conlleva a la
realización de esa praxis; donde el profesional debe incorporar elementos que
favorezcan el cuidado desde lo técnico, lo científico y lo humanístico;
conjugando plenamente las competencias del conocer, el hacer, el convivir y el
ser.
En ese mismo sentido, tal como se ha venido
señalando, la significación de las habilidades profesionales comprenden
aspectos vocacionales, axiológicos y humanísticos planteados metodológicamente
en el currículo desde el saber hacer y el saber convivir, no obstante, la
importancia de asumir, interpretar y aplicar esa practicidad es sin duda el
gran reto que tienen los profesionales de enfermería, ya que la integración de
dichas competencias conforman el objeto de la profesión y del cuidado humano de
enfermería, en pro de la humanización del mismo, tal como es señalado por
Watson, “el ideal moral de enfermería es la protección, mejora y preservación
de la dignidad humana. El cuidado humano involucra valores, voluntad y un
compromiso para cuidar, conocimiento, acciones de cuidado y consecuencias”. Citado por (Guerrero,
Meneses, De La Cruz, 2015b, pág. 133).
De la
misma manera, cabe hacer mención a la teoría del desarrollo moral de Kohlberg
(1997b), en la cual considera que “la madurez psicológica y moral no
necesariamente va paralela con la maduración biológica del ser humano”. Por lo
que “la conciencia moral sigue un proceso de crecimiento o de madurez”, citado
por (Reluz y Cajachahua, 2011b, pág. 103).
En
base a este autor, se puede recalcar que la conciencia moral se denota como un
proceso de aprendizaje inalterable, en la que se adquieren nuevas estructuras de
conocimiento, por lo que no se considera razonable que una vez aprendidas y
puestas en funcionamiento por el sujeto dejen de actuar sustancialmente. Es
decir; que de acuerdo con las etapas del desarrollo moral propuestas por este
teórico, se puede evidenciar un campo de acción, valoración y conocimiento que
está en la estructura mental del profesional de Enfermería, sin embargo, es
importante precisar que pudiesen existir considerables fenómenos de desajuste
en algunos que pudiesen incidir en una manera distinta de actuar frente a los
problemas de causa laboral.
En términos concretos, desde los preceptos
educativos se apuesta a la actuación de profesionales de enfermería que asuman
sustancialmente su rol de cuidadores, acorde con las exigencias de formación y
capacitación, capaces de gestionar cuidados humanos para transformar a la
sociedad y al hombre en su esencia humana, internalicen dentro de su concepción
filosófica la actuación moral, como elemento fundamental en la aplicación de su
praxis diaria, basada en la vocación de servicio y los fundamentos axiológicos
y humanistas.
Por lo que se
considera que la praxis de enfermería comprende una actuación absoluta del
sentido vocacional, una impregnación íntegra de valores sociales y un alto
sentido humanista.
3.
Conclusiones
La
concepción filosófica de la praxis de la enfermería está enmarcada en un
sustento jurídico establecido en las leyes de la República Bolivariana de
Venezuela, sin embargo, es importante que el profesional de enfermería comprenda,
aprehenda e internalice que dicha concepción va intrínsecamente relacionada a
su accionar humano frente a la sociedad.
De tal
manera que, esta acción humana debe ayudar a perfeccionar, internalizar y
comprender desde lo espiritual, la razón de ser de la enfermería, que conlleva
a la reflexividad de la acción realizada, en base a la caracterización del
elemento primordial de la praxis; la vocación.
Por
esta razón, los profesionales de enfermería tienen el reto y la capacidad
fundamental de reestructurar administrativamente los sistemas de salud, por
medio de la aplicación de principios praxiológicos y bajo el enfoque del
cuidado humanizado.
Sin embargo, es esencial que los profesionales de
enfermería puedan realizar su praxis bajo modelos de cuidado que engloben la
teoría, la práctica, las habilidades, las destrezas, la investigación constante
y continua en cada área de desempeño, la reflexión continua sobre los planes de
cuidado, los métodos y las formas de cuidar, las técnicas que incorporen el manejo
del conocimiento real de los valores de la profesión y los del sujeto cuidado,
además del desarrollo de competencias del convivir que interconecten el por qué
cuidar y el para qué cuidar; en base a un cuidado humanizado. Es decir; la
praxis de enfermería debe esforzarse en humanizar los cuidados
sustancialmente.
De
acuerdo a lo antes planteado, es evidente que el profesional de enfermería
posee una serie de herramientas que desde su formación se conjugan para
realizar una praxis acorde con las exigencias y las transformaciones de los
sistemas de salud del mundo, por tanto, la formación, la capacitación continua,
la reflexividad e interreflexividad sobre el accionar de su practicidad debe
ser sistemático, continuo y profundo, consciente de que su actuación e
interacción en un ámbito sociocultural cambiante es determinante para ofrecer
ayuda terapéutica, además de restaurar la salud y proteger la vida.
Finalmente,
es importante resaltar que la praxis de enfermería está ligada a la vocación,
la axiología y los preceptos humanistas; y que es necesario la auto reflexión e
interreflexividad para mejorar diariamente el accionar enfermero en nuestros
establecimientos de salud.
4.
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Rubén Eliut Hernández Ortega
e-mail: rubenho1977@gmail.com
Nacido en la Güiria
estado Sucre, Venezuela. Licenciado en Enfermería (Universidad Nacional
Experimental Rómulo Gallegos) UNERG, Magister Scientiarum en Educación Superior
(Caribbean International University) CIU, Estudiante del programa de Doctorado
en Ciencias de la Educación (Universidad Latinoamericana y del Caribe) ULAC,
Coordinador del PNF de Enfermería del Distrito Capital (2012-2016), Docente del
PNF de Enfermería (Universidad Politécnica Territorial de Los Altos Mirandinos
“Cecilio Acosta”), Coordinador Docente de la Dirección Nacional de Enfermería
del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), Coordinador de Post
Grados de Enfermería de la Universidad Ciencias de la Salud. Supervisor de
Enfermería en el Hospital Psiquiátrico Dr. Jesús Mata de Gregorio del Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).
El
contenido de este manuscrito se difunde bajo una Licencia de Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
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DOI: https://doi.org/10.29394/Scientific.issn.2542-2987.2018.3.9.19.348-361